Jingle Bells, Batman Smells, Robin Laid an Egg...
Bueno, como estamos en estas fechas, tan llenas de tradiciones, en este post me uno a una de las más recientes: hacer un post sobre la Navidad (sobre todo si es para criticarla). Así me uno a otros colegas que ya han redactado sus posts al respecto (algunos hasta dos posts, y prometiendo un tercero...), y redacto el mío al respecto.
Bien, empezaré diciendo que a mí toda la vida me han encantado los regalos, tanto recibirlos como hacerlos, con lo que en ese sentido las navidades siempre han tenido eso de interesante para mí. Por otra parte, está también la cosa de las comidas, ya que en estas fechas en cuando puedes probar cosas que no tomas en el resto del año. Y siguiendo con las cosas positivas, desde hace unos años paso Nochevieja en Denia con mis colegas de allí, a los que me encanta ir a ver y estar con ellos (añadamos este año además una novia al lote).
Y hasta aquí, lo que me gusta de estas fiestas.
Vayamos con lo chungo.
Lo primero, es la gente. DEMASIADA gente en todas partes. No hay tienda, calle, plaza, paseo, o cine, que no esté abarrotado de gente. Es agobiante, y acaba uno harto. Y encima, cuando mas prisa tienes, más gente hay. Y si te da por pasar por delante del Corte Inglés, vas listo. Las posibilidades de morir aplastado por una turba de infantes mientras oyes a unos animatronics cantar son muchas.
Luego están las decoraciones. Que sí, que un belén es una cosa muy mona, y el arbolito con sus luces decora mucho... pero tener que montar todo eso para quitarlo luego 20 días después... Buff, que perezaaaaa.... Y eso por no hablar de las decoraciones de la calle o los comercios, que a la gente le sale más que el espíritu navideño, el espíritu hortera, porque hay que ver lo que son capaces algunos de poner en sus casas o tiendas...
Y hablando del espíritu navideño, ¿qué es eso exactamente? Sé que para mí supone recordarle a la gente cercana que la quiero, con un regalo, una comida, o algo así. Y sin embargo parece que signifique que en estas fechas has de ser especialmente generoso y bueno con todo el mundo (eso me recuerda a cómo describe la caridad George Michael en una de sus canciones, diciendo que es "un abrigo que te pones dos veces al año"). Parece que la gente se de cuenta de que el resto del año han sido unas alimañas asquerosas y que intenten compensarlo a última hora. Tarde y mal, claro.
Y luego está el tema de las tradiciones-coñazo. Esto es, toda esa serie de cosas que no te apetece una mierda hacer, pero que las haces porque todo el resto de la gente también. Aquí cada uno tiene las suyas, y no seré yo quien empiece a decir cosas, que luego me meto en líos con la familia.
Bueno, pues hasta aquí mi disertación sobre estas fechas entrañables, que diría (y dirá) Juancar. ¿Mi opinión final sobre ellas? Bueno, ni tan malas. Es una excusa como otra cualquiera para poner el Thank God It's Christmas de Queen a todo volumen.
Y prometo hacer crónica de todo lo acontecido en estos días.
Bien, empezaré diciendo que a mí toda la vida me han encantado los regalos, tanto recibirlos como hacerlos, con lo que en ese sentido las navidades siempre han tenido eso de interesante para mí. Por otra parte, está también la cosa de las comidas, ya que en estas fechas en cuando puedes probar cosas que no tomas en el resto del año. Y siguiendo con las cosas positivas, desde hace unos años paso Nochevieja en Denia con mis colegas de allí, a los que me encanta ir a ver y estar con ellos (añadamos este año además una novia al lote).
Y hasta aquí, lo que me gusta de estas fiestas.
Vayamos con lo chungo.
Lo primero, es la gente. DEMASIADA gente en todas partes. No hay tienda, calle, plaza, paseo, o cine, que no esté abarrotado de gente. Es agobiante, y acaba uno harto. Y encima, cuando mas prisa tienes, más gente hay. Y si te da por pasar por delante del Corte Inglés, vas listo. Las posibilidades de morir aplastado por una turba de infantes mientras oyes a unos animatronics cantar son muchas.
Luego están las decoraciones. Que sí, que un belén es una cosa muy mona, y el arbolito con sus luces decora mucho... pero tener que montar todo eso para quitarlo luego 20 días después... Buff, que perezaaaaa.... Y eso por no hablar de las decoraciones de la calle o los comercios, que a la gente le sale más que el espíritu navideño, el espíritu hortera, porque hay que ver lo que son capaces algunos de poner en sus casas o tiendas...
Y hablando del espíritu navideño, ¿qué es eso exactamente? Sé que para mí supone recordarle a la gente cercana que la quiero, con un regalo, una comida, o algo así. Y sin embargo parece que signifique que en estas fechas has de ser especialmente generoso y bueno con todo el mundo (eso me recuerda a cómo describe la caridad George Michael en una de sus canciones, diciendo que es "un abrigo que te pones dos veces al año"). Parece que la gente se de cuenta de que el resto del año han sido unas alimañas asquerosas y que intenten compensarlo a última hora. Tarde y mal, claro.
Y luego está el tema de las tradiciones-coñazo. Esto es, toda esa serie de cosas que no te apetece una mierda hacer, pero que las haces porque todo el resto de la gente también. Aquí cada uno tiene las suyas, y no seré yo quien empiece a decir cosas, que luego me meto en líos con la familia.
Bueno, pues hasta aquí mi disertación sobre estas fechas entrañables, que diría (y dirá) Juancar. ¿Mi opinión final sobre ellas? Bueno, ni tan malas. Es una excusa como otra cualquiera para poner el Thank God It's Christmas de Queen a todo volumen.
Y prometo hacer crónica de todo lo acontecido en estos días.
<< Home